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Claves de la legalización del Kratom en Tailandia

A pesar de formar parte de la cultura thailandesa de las zonas del sur, el Kratom ha estado prohibido en Tailandia desde 1979, dónde tenía la misma consideración legal que el cannabis y los hongos psicoactivos. El 26 de Mayo de este año se aprobó la ley que sacará al Kratom de la lista de narcóticos y que entrará en vigor el 24 de Agosto. En este artículo hablaremos brevemente de cómo hemos llegado hasta aquí, cómo será la legalización en el país asiático y qué podemos aprender en España si finalmente se regula su consumo.

Luchando por la legalización

Venta callejera de Kratom en Thailandia
Venta callejera de hojas de Kratom frescas. La ilegalización no consiguió erradicar su consumo, tan solo criminalizar a sus consumidores.

El Kratom ha estado muy asociado a la vida del sur de Tailandia, dónde su consumo era muy habitual especialmente en zonas rurales, para soportar las agotantes jornadas de trabajo. No es simplemente por ser una planta nativa y abundante en la zona, sino que detrás hay motivos religiosos: las comunidades musulmanas tienen prohibido beber alcohol, sin embargo, el consumo del Kratom no choca con las creencias islámicas.

También cabe mencionar que su consumo es mayoritariamente masculino: las mujeres consumen nuez de areca (Areca catechu), fruto con propiedades estimulantes pero asociado al cáncer de boca y un riesgo incrementado de enfermedad cardiovascular y mortalidad.

Ilustración de una de las muchas quemas de árboles de Kratom llevadas a cabo en Thailandia en las últimas décadas

En 1943 se restringió su uso medicinal, cuando su popularidad se disparó debido al aumento de los precios del opio. La Kratom Act no solo prohibía la siembra de nuevos árboles sino que obligaba a la quema de los ya existentes. En 1979 se ilegalizó, siendo clasificada como droga de categoría 5 bajo la Narcotics Act B.E. 2522.

Como suele pasar con las leyes prohibicionistas, fracasó. Nunca se logró erradicar el consumo de Kratom en la población local, tan solo criminalizar a sus usuarios. Ya en 2011 la Oficina de la Junta de Control de Narcóticos (ONCB) propuso al Ministerio de Justicia descriminalizar la planta y facilitar la investigación acerca de sus propiedades medicinales (aquí ya muchos españoles estarán pensando en el caso del cannabis), especialmente las relacionadas con el tratamiento del alcoholismo y la drogadicción.

El Kratom ha sido usado para reducir el consumo de metaanfetamina, droga cuyo consumo se extendió rápidamente, así como el consumo de alcohol. Existen varios estudios acerca del tratamiento del alcoholismo usando Kratom que analizamos aquí.

En 2016 comenzó un proyecto piloto para poner a prueba el cultivo legal de esta planta en Namphu: cada habitante podía disponer de hasta 3 plantas, identificadas cada una mediante un código QR ante las autoridades, así como hasta 30 gramos de hojas frescas al día.

Debido a los menores riesgos asociados al consumo de Kratom respecto a otras drogas y su potencial terapéutico, en 2019 el gobierno tailandés legalizó la producción, posesión y uso de Kratom (y cannabis) para fines medicinales.

El 26 de Mayo se aprobó la ley que saca al Kratom de la lista de narcóticos a partir del 24 de Agosto. Es el culmen de la presión social ejercida por consumidores y agricultores: Indonesia exporta gran parte del Kratom consumido a nivel mundial mientras que Thailandia ha estado décadas desaprovechando la oportunidad que supone la industria del Kratom en las zonas rurales. Y esto lo ha reconocido el mismo ministro de Justicia:

La legalización del Kratom «ayudará a impulsar la economía nacional en su conjunto».

¿Cómo se regulará el Kratom en Thailandia? Lecciones para una futura regulación en España

Mientras que la justicia ahora debe dedicarse a poner fin a las penas pendientes por tráfico y consumo de Kratom, los legisladores están desarrollando un marco regulatorio del que otros países podrán aprender aciertos y errores.

Hay que tener en cuenta que queda mucho trabajo por hacer, pero con los borradores redactados hasta ahora, la situación será la siguiente:

En los próximos años podremos valorar el éxito de estas medidas a nivel social, sanitario y económico y decidir si es un modelo a imitar en los países occidentales.

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