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Claves de la legalización del Kratom en Tailandia
Luchando por la legalización

El Kratom ha estado muy asociado a la vida del sur de Tailandia, dónde su consumo era muy habitual especialmente en zonas rurales, para soportar las agotantes jornadas de trabajo. No es simplemente por ser una planta nativa y abundante en la zona, sino que detrás hay motivos religiosos: las comunidades musulmanas tienen prohibido beber alcohol, sin embargo, el consumo del Kratom no choca con las creencias islámicas.
También cabe mencionar que su consumo es mayoritariamente masculino: las mujeres consumen nuez de areca (Areca catechu), fruto con propiedades estimulantes pero asociado al cáncer de boca y un riesgo incrementado de enfermedad cardiovascular y mortalidad.

En 1943 se restringió su uso medicinal, cuando su popularidad se disparó debido al aumento de los precios del opio. La Kratom Act no solo prohibía la siembra de nuevos árboles sino que obligaba a la quema de los ya existentes. En 1979 se ilegalizó, siendo clasificada como droga de categoría 5 bajo la Narcotics Act B.E. 2522.
Como suele pasar con las leyes prohibicionistas, fracasó. Nunca se logró erradicar el consumo de Kratom en la población local, tan solo criminalizar a sus usuarios. Ya en 2011 la Oficina de la Junta de Control de Narcóticos (ONCB) propuso al Ministerio de Justicia descriminalizar la planta y facilitar la investigación acerca de sus propiedades medicinales (aquí ya muchos españoles estarán pensando en el caso del cannabis), especialmente las relacionadas con el tratamiento del alcoholismo y la drogadicción.
El Kratom ha sido usado para reducir el consumo de metaanfetamina, droga cuyo consumo se extendió rápidamente, así como el consumo de alcohol. Existen varios estudios acerca del tratamiento del alcoholismo usando Kratom que analizamos aquí.
En 2016 comenzó un proyecto piloto para poner a prueba el cultivo legal de esta planta en Namphu: cada habitante podía disponer de hasta 3 plantas, identificadas cada una mediante un código QR ante las autoridades, así como hasta 30 gramos de hojas frescas al día.
Debido a los menores riesgos asociados al consumo de Kratom respecto a otras drogas y su potencial terapéutico, en 2019 el gobierno tailandés legalizó la producción, posesión y uso de Kratom (y cannabis) para fines medicinales.
El 26 de Mayo se aprobó la ley que saca al Kratom de la lista de narcóticos a partir del 24 de Agosto. Es el culmen de la presión social ejercida por consumidores y agricultores: Indonesia exporta gran parte del Kratom consumido a nivel mundial mientras que Thailandia ha estado décadas desaprovechando la oportunidad que supone la industria del Kratom en las zonas rurales. Y esto lo ha reconocido el mismo ministro de Justicia:
¿Cómo se regulará el Kratom en Thailandia? Lecciones para una futura regulación en España
Mientras que la justicia ahora debe dedicarse a poner fin a las penas pendientes por tráfico y consumo de Kratom, los legisladores están desarrollando un marco regulatorio del que otros países podrán aprender aciertos y errores.
Hay que tener en cuenta que queda mucho trabajo por hacer, pero con los borradores redactados hasta ahora, la situación será la siguiente:
- Será legal el autocultivo: poseer Kratom ya no será considerado un crimen, pero para su cultivo se necesita permiso de la administración local.
- Habrá otro tipo de licencia para cultivos a escala comercial.
- Queda prohibida la venta de Kratom a menores y mujeres embarazadas.
- Los ministerios de Justicia e Interior controlarán los cultivos de Kratom.
- El ministerio de Comercio y Agricultura promoverá los productos y medicinas basados en Kratom.
- La manufactura de productos basados en Kratom requerirá de licencia por parte de la FDA.
En los próximos años podremos valorar el éxito de estas medidas a nivel social, sanitario y económico y decidir si es un modelo a imitar en los países occidentales.
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