El consumo de Kratom es una práctica habitual en países del sud-este asiático, como Malasia. Allí se han llevado a cabo diferentes estudios para comprobar como afecta el Kratom a la salud de consumidores habituales.
El consumo prolongado de Kratom (> 5 años) y a dosis altas (3,5 vasos diarios) no influye en los parámetros hematológicos ni bioquímicos analizados salvo en el caso del colesterol LDL, cuyo nivel es más elevado que en personas no consumidoras. Tampoco se han encontrado diferencias en los niveles de gonadotropinas ni testosterona en consumidores crónicos (> 2 años).
Sin embargo, el Kratom no es inocuo una vez cesa su consumo: el síndrome de abtinencia se caracteriza por una disminución del umbral del dolor y problemas para dormir, más severos en consumidores de dosis elevadas (>4 vasos al día). Eso sí, la duración del síndrome de abstinencia no es prolongado.